Los Molotes, felicidad y recuerdos

*Varios estados tienen sus variantes, pero en Veracruz son toda una tradición de la antojería; del norte se extendió a todo el territorio y siempre evoca recuerdos de viajes y de la familia

Carolina Miranda

Papantla, Ver.- En el pasado, cuando las familias viajaban por horas y horas en los caminos serpenteantes del norte veracruzano, uno de los premios que más se esperaban en esos largos trayectos eran Los Molotes.

Detenerse a orilla de carretera al lado de comunidades rurales, era deleitarse con un mundo de costumbres arraigadas y con antojitos que saciaban el hambre de los viajeros: El Molote era el rey en esos paseos familiares.

Observar esos pedacitos de masa alargados en forma cilíndrica, doraditos y cubiertos con lechuga y crema, era saber que se estaba a medio camino de llagar con la familia de esa región veracruzana, donde el antojito se convirtió un referente.

Un referente de una amalgama de la gastronomía prehispánica y española. Incluso se cree que  la palabra para nombrarlos viene del náhuatl “moloctic” que significa paquete o envuelto y luego vienen los guisos de raíces ibéricas.

Si bien en diversos estados de la región se le conoce, en la zona norte de Veracruz tiene un arraigo muy especial, sobre todo en Papantla, Poza Rica, Gutiérrez Zamora… y se extendió a todo el estado.

El Molote forma parte de la tradición familiar.

“En la región norte se acostumbra la antojería y los preferidos son Los Molotes: los puedes rellenar de carne de res que la receta original o de carne de cerdo guisada y de pollo. La masa se debe amasar muy bien y se le pone sal y es todo lo que llevan”, afirma la cocinera autóctona, Martha Soledad Atzin.

“Es la comida chatarra”, dice con una sonrisa. Por las tardes, se convierten en el pretexto para reunirse, platicar el día a día y convivir; aunque en otras regiones es un desayuno exquisito.

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